Es el arte de los sueños, de las historias, de los sentimientos, de las emociones, de las sensaciones. Es el arte que lo reúne todo: La actuación, la fotografía, el sonido, la música, las artes plásticas, el diseño, el dibujo, la pintura, entre muchos otros. A nadie lo obligan a estudiar una carrera artística, como si puede llegar a pasar en otros campos de la educación. Creo fervientemente en que los que decidimos estudiar algo como Cine y Televisión es porque nos gusta lo que hacemos y lo que podemos llegar a ser a través de este medio artístico.

A lo largo de la carrera universitaria realizamos filminutos y cortometrajes; pero decidir hacer un largometraje de ficción cuando apenas seguimos estudiando, es realmente una locura. Sin embargo, lo hacemos para demostrarle a la industria cinematográfica nacional que puede apostar también en el talento de jóvenes; que nos estamos formando para ser capaces de hacer trabajos profesionales de alta calidad, en cualquier área, y no solo somos capaces de cargar cables, tal como sabemos que ocurre en la realidad con egresados de la Escuela; quienes, de hecho, sabemos que a veces ni siquiera trabajan ejerciendo su profesión, por la que duraron aproximadamente cinco años dedicándole su tiempo.

Decidimos perseguir el sueño de tener una película para estrenar en salas de cine como cualquier otra película, para que al final del proceso y paso por la Universidad, todos tengamos en nuestra hoja de vida un producto audiovisual estrenado en salas, sin siquiera, en algunos casos, haberse graduado.

Una idea materializada en aproximadamente 100 minutos.

Inicialmente teníamos la idea que durante el primer semestre de este año pudiéramos empezar una gestión de recursos a través de la realización de un teaser (pequeña pieza audiovisual) que diera cuenta de los resultados de las investigaciones, y de un proceso alterno a actividades académicas.

Desde enero de este año (2017), apoyados en las directivas de la Escuela de Cine y T.V. de la Universidad, bajo la dirección de la docente, también guionista y directora de cine, Libia Stella Gómez, formamos un grupo estudiantil que tuviera aptitudes para cada uno de los cargos que conforman el desarrollo de un producto audiovisual: la producción, la dirección de arte, la fotografía, el sonido, la postproducción. A principio de semestre éramos 8 personas, quienes con un guión cedido al grupo, escrito por Libia, con premio del Fondo de Desarrollo Cinematográfico, Proimagenes Colombia, (FDC) para desarrollo de guiones en 2007, llamado provisionalmente Un Tal Alonso Quijano en Julio pasado terminamos, no solo de tener el teaser, sino con casi el 50% de la película grabada.

Un guión que comercialmente cuesta más de 1.000 millones de pesos colombianos en producirse, lo podemos ver en construcción, en un proceso por etapas, gracias a la aprobación de un millón de pesos -nuestro primer aporte económico al proyecto- brindado por el Programa de Gestión de Proyectos de la Dirección de Bienestar Sede Bogotá; gracias al apoyo de la Escuela, de la Facultad de Artes, de Vicerrectoría de Investigación, de Bienestar, de Dirección Académica, de la División de Vigilancia y de Transportes, de Caracol TV y de Dago García Producciones. Y sobre todo, hoy podemos contar esta historia y seguir trabajando en este sueño gracias a la gestión y el trabajo de calidad dada por un trabajo de alto profesionalismo realizado por el grupo, que hoy asciende a 54 estudiantes; desde personas de primeros semestres, hasta personas a punto de graduarse y egresados, quienes nos encontramos en medio del camino de cumplir con esta gran meta de llegar a salas de cine comerciales.

Hoy compartimos con ustedes una sinopsis de los que pronto verán en las salas de cine del país. Esta es una película que retrata audiovisualmente el Quijote a la colombiana, bajo la visión de Libia, con una reflexión a través de la premisa en la que Alonso Quijano, un profesor de la U.N., se le rompe la delgada línea que hay entre la locura y la cordura. Entonces, su amigo y cómplice, el empleado de la Facultad de Veterinaria, Santos Carrasco, realiza un viaje por el pasado del maestro, para descubrir que su falsa locura es sólo una forma de huir del dolor y refugiarse definitivamente en la fantasía. Los personajes principales de esta historia asumen cada uno su propio disfraz para escapar de aquello que no se sienten capaces de enfrentar; se visten de otros para resistir y no mostrar sus heridas abiertas. Pero como es imposible escapar de sí mismos, tienen que mirarse con sus cuerpos, con sus propios rostros, y dejar de lado el dolor para seguir adelante.

Libia define esta historia como una tragicomedia que explora los atajos de la mente humana, y afirma que en el momento que vive Colombia, con la necesaria recomposición del tejido social, se despierta una urgente necesidad de narrar las historias del horror vivido. Esta película, busca que el espectador además de divertirse con la locura del personaje y con las situaciones que se plantean, reflexione sobre la importancia que se le debe otorgar al cierre y cicatrización de las heridas del alma.

Una idea loca, como la misma locura del Quijote, es decidir hacer un largometraje de ficción con lo que tenemos y lo que somos; entregarlo todo por hacer cine.